My Sweet Bella...my Sweet Lullaby...

Enamoramiento.

  Me acerqué a su cuerpo como si alguien me hubiera pegado a él con un pegamento; un pegamento indisoluble, permanente. Mi cuerpo se amoldó al suyo como si fuera una pieza de su puzzle; una pieza que estuvo perdida durante años y que volvía a encajar perfectamente de nuevo en él. Me abracé a su cuello sintiendo como su aliento se revolvía en mi garganta. Sentí sus colmillos saboreándome. Mi sangre se agitaba en mis venas al compás de su respiración.

     Noté que nos elevábamos y al mismo tiempo nos movíamos alrededor de las cosas o quizá era al revés; estaba tan confusa y asustada que era incapaz de soltarme de su cuello. Pero con todo y con eso tampoco quería separarme ni un centímetro de él.

     En ese momento si hubiera podido decidir por mí hubiera decidido no volver a separarme jamás de él. Intenté no pensar en ello porque sabía que Eric lo leería de mi mente. Y mientras yo intentaba mantenerme a raya de mis pensamientos él se mantenía pegado también a mí. Su aliento golpeaba mi sien que retumbaba en mi mente como martillazos reproducidos a través de un amplificador. Mi aliento se escapaba de mi garganta para acoplarse a la suya. Sentía los movimientos de su cara demasiado nítidos para ser reales; demasiado perfectos.

“Demasiado perfecto para ser real” sonó dentro de mí.

“No es perfecto pero es real” sonó un eco alrededor de mis oídos.

“Es real” dije ahora convencida. Me pareció oírle reír pero cuando le busqué con mi mirada él seguía con su cabeza pegada a mí. Sus colmillos seguían acoplados a la piel de mi garganta. Una nube me distrajo un segundo de mi sentido; el tiempo justo para que Eric se apoderara de mi voluntad. Me quedé a merced de mi vampiro que me susurraba:

-              No tengas miedo – dijo con un suave murmullo -. No te haré nada.

-              No lo tengo – dije en un sonido apenas audible.

-              Pues deberías tenerlo – dijo acercándose a mis labios. Se pegó a ellos tan perfectamente como yo me acoplé a su cuerpo -. Si fueras sensata saldrías huyendo de mí.

-              No soy nada sensata – intentaba decir mientras mi sentido se aletargada.

-              Deberías alejarte de mí – dijo.

-              ¿Quieres que me aleje? – dije sin apartarme de él ni un cm.

-              No pero deberías… - dijo.

-               Lo haré si lo deseas – dije ahora haciendo ademán de separarme.

-              No – dijo en un susurro categórico al mismo tiempo que me apretaba más fuerte a su cuerpo.

-              Entonces por favor no me lo pidas – dije sin apenas poder respirar por la presión de su abrazo.

-              No te lo pido solo intento… - dijo.

Entonces le tapé los labios con mis dedos:

-              No lo intentes Eric porque entonces me creeré que quieres que desaparezca de tu vida. ¿Es eso lo que quieres? – dije ahora separándome de su cara y mirándole a los ojos.

-              No – dijo.

-              Entonces por favor no lo vuelvas a repetir – dije.

-              Es solo que quiero protegerte – dijo acariciándome la mejilla.

-              No lo hagas porque no estoy en peligro – dije intentando apartar su mano.

-              Sí lo estás y yo soy tu peligro – dijo intentando parecer serio pero no lo logró.

-              No Eric, tú eres la única persona que ha sido capaz de salvarme de mi vida – dije.

-              No soy una persona, soy un vampiro – dijo bajando la mirada.

-              Eric para mi tu condición de vampiro solo es algo irrelevante –dije -, carece de importancia.

-              Pero… - dijo él.

-              Por favor no sigas haciéndome más daño – dije.

-              No es esa mi intención – dijo.

-              Lo se pero con todo esto lo único que consigues que crea es que… – y callé bajando los ojos.

Intenté retirarme de él para llorar pero él no me dejaba soltarme de sus brazos.

-              No te alejes de mí vida mía – dijo cerrando sus brazos entorno a los míos -, no te alejes jamás de mi lado aunque te lo pida.

-              ¿Me lo pedirás algún día? – dije con un murmuro.

-              Solo cuando seas un peligro para mí… solo cuando tu sangre… - y aspiró el olor de mi piel -. Tu olor es aún más penetrante cuando estás tan…acalorada. El éxtasis hace que tu… - le costaba seguir a causa de la excitación –…tu sangre se vuelva más apetitosa… Ohhh – dijo mientras sacaba los colmillos – se me hace la boca agua solo de pensarlo...

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